Cuando se padece dolor crónico, la búsqueda de opciones de tratamiento puede ser un proceso largo que requiera citas sucesivas o medicamentos de ensayo y error. La estimulación nerviosa periférica puede ser una opción para usted. Este procedimiento ayuda a los pacientes a controlar el dolor crónico causado por diversas afecciones.
Dado que cada paciente es diferente, es importante comprender a fondo este tratamiento y cómo puede ayudar a controlar o tratar el dolor crónico. En la búsqueda del alivio del dolor, esperamos ofrecer algunas ideas sobre los beneficios potenciales que puede proporcionar la estimulación nerviosa periférica.
La estimulación nerviosa periférica, también llamada ENP, es un procedimiento habitual para tratar el dolor crónico y agudo. El término “periférico” se refiere a los nervios situados fuera del cerebro y la médula espinal. La PNS consiste en colocar electrodos a lo largo de los nervios periféricos dañados para estimular la electricidad en el cuerpo. A los pacientes se les implanta un pequeño dispositivo eléctrico que suministra suaves corrientes o impulsos eléctricos para “apagar” las señales de dolor del cerebro y aliviar el dolor.
Estimular los nervios periféricos con pulsaciones suaves y rápidas puede inundar el nervio con esta sensación, impidiéndole señalar otras sensaciones como el dolor. Nuestro cerebro envía señales de dolor para alertarnos de situaciones peligrosas o evitar que participemos en actividades potencialmente dañinas. Sin embargo, el dolor crónico es muy diferente. Quienes luchan contra el dolor crónico experimentan molestias importantes que, en realidad, pueden no ser útiles. Mediante la estimulación nerviosa periférica, estas señales de dolor constante se sustituyen por una sensación neutra de hormigueo.
Tras una consulta, los pacientes que decidan someterse a una estimulación nerviosa periférica pasarán por un periodo de prueba. Al principio, el electrodo del paciente se conectará a un dispositivo externo para determinar si tiene una respuesta positiva a los electrodos temporales. Si es así, el paciente recibirá un electrodo permanente implantado en el lugar del nervio, acompañado de un estimulador interno que funciona con una batería, similar a la batería de un marcapasos.
Una vez colocados los electrodos, el paciente puede controlar el nivel de estimulación para hacerlo más fuerte o más débil según sus necesidades.
Hay varios estimuladores nerviosos periféricos aprobados por la FDA que pueden ser adecuados para sus necesidades de dolor crónico, incluyendo:
Todos los dispositivos de estimulación nerviosa periférica funcionan de forma similar y tienen los mismos componentes principales: un generador de impulsos, o neuroestimulador, una batería y electrodos de plomo. Estos dispositivos pueden diferir en si se colocan dentro o fuera del cuerpo y si se conectan de forma inalámbrica o directamente a cables estimuladores.
Los estimuladores nerviosos periféricos pueden confundirse con los estimuladores de la médula espinal (EME). Como su nombre indica, un estimulador medular suele realizar las mismas funciones de estimulación, salvo que se coloca cerca de la médula espinal, donde se genera el nervio dañado. Se colocará un estimulador de la médula espinal en el punto epidural. La estimulación de la médula espinal puede ser más adecuada si el dolor se origina en la columna vertebral del paciente, mientras que la estimulación de los nervios periféricos se dirige a otros orígenes. Ambos tipos de estimuladores están destinados a aliviar el dolor crónico.
Los resultados varían al utilizar la terapia de estimulación nerviosa periférica. Algunos pacientes responden bien a la prueba pero tienen menos éxito con el implante permanente, mientras que en otros puede ocurrir lo contrario.
El objetivo último de este procedimiento es proporcionar un alivio sustancial del dolor, pero puede llevar varios días determinar la localización exacta del dolor y si el dispositivo funciona bien en su caso. Afortunadamente, el procedimiento del estimulador nervioso periférico es relativamente sencillo y rápido. El dispositivo eléctrico se coloca justo debajo de la piel a través de una incisión mínimamente invasiva.
En cuanto a la estimulación en sí, algunos pacientes pueden esperar sentir una ligera sensación de hormigueo, conocida como parestesia. Esto sustituye el dolor crónico al que está acostumbrado por una sensación de “alfileres y agujas”. Su médico le ayudará a aprender a ajustar el estimulador para que le resulte más fácil controlar el alivio del dolor. Por lo general, la mayoría de los pacientes pueden reanudar sus actividades normales tras la recuperación.